viernes, 20 de febrero de 2015

El pasado: ¿bendición o maldición?


El pasado: ¿bendición o maldición? 

Por Dr César Lozano

Permíteme  contarte una historia: Eran dos hermanos, criados en el mismo hogar y, aunque cercanos entre ellos por la sangre, eran muy distintos el uno del otro. Habían compartido la dura experiencia de crecer junto a un padre alcohólico, autoritario e irresponsable, quien  estuvo varias veces en la cárcel por querer vivir bajo su propia jurisdicción.
El hermano mayor se convirtió en alcohólico, dejó la escuela y al cabo de algunos años se casó. Frecuentemente maltrataba a su familia, apenas trabajaba, y muy seguido tenía problemas con la policía.
Cuando en una ocasión le preguntaron por qué actuaba de esa manera, él contestó: “Con un padre así y una infancia como la que tuve, ¿cómo habría podido ser de otra manera?

El hermano menor, a pesar de padecer los mismos  problemas y dificultades, nunca dejó de estudiar. También se  casó,  pero a diferencia de su hermano, él  se convirtió en un atento y responsable esposo y en un buen padre. Llegó a ser también un exitoso empresario, que además, aportaba beneficios económicos y sociales a su comunidad. Ocasionalmente, era invitado a dar conferencias para compartir los secretos de su éxito y era escuchado con atención e interés por su audiencia.
Un día, en una entrevista, le preguntaron a qué atribuía el éxito que en su vida tenía, y respondió: “Con un padre así y una infancia como la que tuve, ¿Cómo habría podido ser de otra manera?”

Todos tenemos nuestra historia, y no dudo que la tuya pueda haber sido una historia difícil, en la que el rencor, el mal ejemplo, el dolor o la indiferencia puedan haber hecho estragos. Sin embargo  estoy seguro de que quien eres en este momento es el fruto de todo lo que has vivido, lo bueno y lo malo, los momentos felices y los tragos amargos, los éxitos y los fracasos. Todo en conjunto te ha formado a ti, que estás leyendo ahora este artículo.

En una ocasión escuche una entrevista que le realizaron a un grupo de personas y el cuestionamiento contenía esta pregunta: Si volvieras a nacer, ¿cambiarías algo de lo que has vivido?

Sin duda que ésa es una pregunta difícil de contestar. No faltó quien dijera que cambiaría ciertos momentos de gran dolor; hubo quienes mencionaron que dedicarían más tiempo a personas que significaron mucho en sus vidas y que desafortunadamente ya no están; hubo quienes dijeron  que desearían haber viajado más, y no faltó también quien expresara  que no cambiaría absolutamente nada de su vida, aún y cuando en ella había sufrido momentos de amargura.
Creo que en la vida se nos presentan oportunidades que debemos aprovechar y que muchas de esas oportunidades están envueltas con una tela de dolor,  que cuando sufrimos por algo, generalmente con ello viene una gran enseñanza  que nos ayudará a dirigir nuestros pasos hacia el bienestar y el éxito.

Qué verdad tan grande es que lo que se nos da fácilmente y sin esfuerzo tendemos a no valorarlo tanto como lo que nos ganamos como fruto de mucho tiempo, esfuerzo  y sacrificio.

Me asombra ver cómo la naturaleza es tan sabia y nos proporciona lecciones invaluables de vida.  Por ejemplo: ¿Sabías por qué hay ostras    que forman perlas y otras que no las producen? Cuando me explicaron la razón, me quedé impresionado de cuántos ejemplos nos da la naturaleza que nos ayudan a entender muchos de los acontecimientos que día a día se suscitan en nuestra vida.

La respuesta es que a ciertas ostras les entra un grano de arena o una “basura”, que obviamente es considerada por la ostra como un objeto extraño y  para protegerse, empieza a secretar una sustancia que va envolviendo a esa basura y que con el paso del tiempo termina convirtiéndose en una valiosa perla.
Esto me hizo entender claramente la historia de los dos hermanos con la que inicio esta reflexión. No cabe duda que las “basuras” que entran en nuestras vidas, por motivos diversos, incluyendo  aquéllas que uno mismo  acepta, pueden ser consideradas  agresores tan dañinos  que terminen con nosotros, o como oportunidades que nos ayudarán a ser  más valiosos y mejores personas.

Todos aprendemos lecciones a base de dolor, y son precisamente esas lecciones las que nos ayudarán a crecer personal, laboral y espiritualmente. Vale la pena analizar nuestro pasado y cómo ha influido en quienes somos actualmente.
Recuerda una vez más, no es lo que te pasa lo que te afecta, es como reaccionas a lo que te pasa.

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