jueves, 19 de febrero de 2015

Tan cerca, tan lejos

Tan cerca tan lejos
Por Dr. Cesar Lozano

No hay dolor mas grande que tenerte tan cerca y sentirte tan lejos” Todos los días pongo en mis redes sociales una frase para toda la gente que me hace el honor de seguirme y precisamente con la que inicio éste artículo fue inspirada por varias situaciones que hoy quiero compartir contigo.

Hace unos días quise poner en práctica una actividad que me recomendaron para unirte mas a la gente que amas.

No es mi costumbre caminar y platicar. Generalmente cuando lo hago es por motivo de ejercicio  acompañado ocasionalmente con música o audiolibros.
Quise hacer una variante e invitar a mi hijita a caminar para platicar de temas de “suma importancia”. Está enamorada y ya sabrás que los celos de padre en ocasiones nos hacen actuar de manera poco prudente o inesperada por creer ilusamente que todavía sigue siendo una niña.

No me imaginé que con 40 minutos caminando en un parque tranquilo podría beneficiar y unirnos tanto. No se si fue porque no nos veíamos a los ojos que fluyó mas fácilmente la conversación y me ayudó a decir todo lo que sentía. Probablemente fue la temperatura tan agradable que se percibía o simplemente la disposición que manifestamos los dos.

Al estar caminando en esa pista del parque que se encuentra frente a mi casa, observé como dos personas se la pasaron todo ése tiempo sentados en una banca con sus teléfonos celulares. Durante las casi 7 vueltas que dimos y al pasar a su lado, en ningún momento escuché o vi que platicaran. “Tan cerca y tan lejos”.

La segunda razón que tuve para para compartir contigo éste mensaje se debe a la sensación que de repente percibimos en personas que difícilmente expresan lo que sienten. Por motivos diversos, su temperamento, su pasado o simplemente por convicción, no comparten a tiempo su malestar o las diferencias y dejan que el tiempo y los silencios prolongados aniquilen los sentimientos de aprecio o amor. La cercanía de cuerpo es tangible pero la lejanía se percibe.
Difícil entender los motivos que nos llevan a manifestar mas orgullo que amor pero fácilmente los corazones se alejan cuando la falta de comunicación perdura.
Comparto en algunas de mis conferencias ésta historia:

Presento al público una hoja de papel. Le pregunto a la audiencia. ¿Me pueden describir como es ésta hoja? Las respuestas inician en forma espontánea: -Blanca, frágil, lisa, limpia.
Y añado: -así es el amor de la gente. Pero cuando dejamos que los silencios perduren y no solucionamos a tiempo las diferencias, la hoja se arruga. Si añadimos arranques de agresividad la hoja se vuelve a arrugar una y otra vez. Y si la rutina y la indiferencia persisten, llega un momento en que las arrugas de esa hoja son tantas y tan marcadas que por mas que deseemos quitar las arrugas y buscar que la hoja sea como antes es prácticamente imposible.
Tan cerca y tan lejos podemos hacer sentir a nuestros hijos al no involucrarnos en su mundo consolándonos o justificándonos al decir que están en la “etapa difícil”.
Sermoneando en lugar de dialogar, gritando en lugar de hablar, imponiendo sin escuchar.

Al hacer difícil la relación buscamos sustituir el tiempo por cosas para evitar la culpabilidad.
Confucio dijo: “La mejor estrategia para educar a los hijos es con un poco de hambre y un poco de frío” refiriéndose a los límites que debemos de tener con ellos al evitar darles todo sin ningún tipo de esfuerzo. Por la costumbre de tener todo, no valoran nada.
“Tan cerca y tan lejos” incluyendo nuestra relación con Dios, al buscarlo solamente en la adversidad y no en la bonanza. Nos acordamos de pedir pero no de agradecer y olvidamos hacerlo partícipe de cada momento que vivimos y sentimos su lejanía cuando jamás nos abandona.

“Tan cerca y tan lejos” de nosotros mismos, al llenarnos de actividades y trabajo que nunca acaba, ruido, preocupaciones y demás que nos impiden tener un momento de introspección o soledad que siempre será agradecido por nuestro cuerpo y nuestra mente.
Un día un maestro preguntó a sus discípulos lo siguiente:- ¿Por qué la gente se grita cuando están enojados? Los discípulos pensaron unos momentos:- Porque perdemos la calma, -dijeron. Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?, preguntó el maestro. ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado? Los discípulos dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al maestro. Finalmente él explicó: - Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia. Luego el maestro preguntó:- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, ¿por qué? Porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña. El maestro continuó: - Cuando se enamoran aún más, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor. Finalmente, no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuando están cerca dos personas que se aman. Luego el maestro dijo: - Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, porque llegará un día en que la distancia sea tan grande, que no encontrarán de nuevo el camino de regreso. “Tan cerca y tan lejos”

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